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María José López Grande: La mujer en el antiguo Egipto

21 de mayo de 2023, a las 19h en la Casa de Cultura.

Esta conferencia forma parte del ciclo: “Miradas sobre la mujer en la historia” organizado por la Comisión Feminista Chozas de la Sierra.

La sociedad del antiguo Egipto se estructuraba en torno a la familia, era tremendamente jerarquizada y estaba administrada por una elite minoritaria. En ese contexto organizativo las egipcias ocupaban un lugar decisivo.

La capacidad administrativa, legal y jurídica de las mujeres del periodo faraónico estaba equiparada en muchos aspectos a la de los hombres. Así lo señalan los textos antiguos, que también nos informan del afecto y el respeto del varón hacia la madre en el seno familiar, compartido con el recelo preventivo hacia la esposa, según podemos leer en frases dictadas por los sabios antiguos:

Dobla la comida que tu madre te dio, susténtala como ella te sostuvo. Ella tuvo una pesada carga contigo, pero no te abandonó” (Ani, máxima 38-39, VII, 17-VIII, 2).

“No abras tu corazón a tu esposa; lo que le digas pertenecerá a la calle… Ábrelo a tu madre que es una mujer discreta” (Ankh-sesonq XIII, 16-18).

A partir de abundantes escritos similares a los reseñados y de innumerables escenas que decoran las paredes de tumbas y templos, de viñetas pintadas en papiros y otros muchos soportes, es fácil deducir que la mujer egipcia participaba plenamente en su sociedad. Las imágenes nos muestran damas de rango y mujeres sencillas implicadas en actividades muy diversas, en escenas que nos permiten observar el devenir cotidiano de la sociedad en la que vivían a la vez que examinarla desde una perspectiva de género. Las inscripciones asociadas a sus figuras nos indican los cargos que las mujeres podían detentar y los rangos que algunas llegaron a alcanzar. Es en relación con esas jerarquías donde observamos que “ser mujer” limitaba significativamente a las egipcias. No eran muchos los puestos relevantes a los que las damas de la elite podían aspirar, aunque algunas, siempre en número inferior al de sus compañeros varones, alcanzaron altas posiciones en los estamentos más destacados del gobierno y del clero. Así ocurrió a lo largo de la historia del Estado faraónico, una colectividad que reconocía y respetaba los derechos de la mujer pero que, por lo general, la supeditaba a la figura social del varón.