El papiro y la “tinta”

Uno de los soportes más importantes para escribir, además de la piedra, era el papiro (Ciperus papirus), una planta cuyo tallo puede alcanzar los dos centímetros y medio de grosor. Podemos decir que fue el antecedente de nuestro papel.

Para preparar las hojas se pelaba el tallo triangular, se cortaba  en láminas finas y se colocaba formando franjas verticales primero y horizontales después. El conjunto se golpeaba con un mazo para que ambas filas se unieran y se dejaban secar. Finalmente se pulía la superficie para eliminar cualquier imperfección. Se hacían del tamaño que necesitaban, hay rollos de papiros que alcanzan los 20 metros.

Plantas de papiro creciendo a orillas del río Nilo.
Elaboración de las hojas de papiro. Tomado de: http://infantilgraciapc.blogspot.com/2019/03/proyecto-antiguo-egipto-los-papiros-el.html

La “tinta” que usaban estaba hecha de minerales molidos y diluidos en agua que colocaban en una paleta de escriba o de pintor. Estas paletas eran rectangulares y tenían un copartimento para poder encajar los cálamos con los que se escribía y en uno de los extremos dos o varios huecos para colocar las tintas. La tinta de los escribas tenía sólo dos colores: el rojo para los títulos o las palabras que querían destacar y el negro para el resto del texto. Sin embargo, las paletas de los artistas tenían muchos más colores para ilustrar las figuras y otros elementos (seres humanos, plantas, animales, objetos, etc.). Sobre todo usaban el rojo, el azul, el amarillo, el verde, el blanco y el negro. El conjunto se complementaba con un tintero y un cálamo, que era una caña machacada o cortada en su extremo (dependiendo de su uso) para crear las cerdas del pincel o la punta del instrumento de escritura. También usaban una piedra como nosotros la goma de borrar

Paleta de escritura y cálamos de escritura de la princesa Maketaton. Reino Nuevo. Metropolitan Museum. 
 Conjunto completo de escriba (paleta, tintero, cálamo…) en las manos del dios Thot . Templo de Ramsés II. Reino Nuevo Abidos

La escritura: Los jeroglíficos

Aunque en el Egipto faraónico existieron tres tipos de escritura, es sin duda la jeroglífica la más conocida por todos, la más antigua, y la que se empleó durante un período más largo de la historia… ¡unos tres mil seiscientos años!. Se usaba para asuntos divinos y religiosos.

El aprendizaje se realizaba básicamente en escritura hierática, que consistía en una cursiva de los jeroglíficos -como nuesra escritura de mano en relación a los tipos de imprenta-  y poco a poco se introducía la jeroglífica, pero para aprender no utilizaban papiros, que eran muy caros, sino que usaban fragmentos de cerámica o de piedra caliza , que hoy llamamos ostraca, o tablillas de madera donde comenzaban sus prácticas.

Escritura jeroglífica en la capilla blanca de Senusert I.  En los óvalos o cartuchos están dos de los cinco nombres del rey. Reino Medio. Karnak

Los antiguos egipcios usaban la escritura jeroglífica para sus textos religiosos y para comunicar información que tuviera que ver con estatuas o pinturas que debían representarles eternamente. En ellas vemos sus nombres, títulos y trayectoria de la persona. Denominaban a esta escritura “palabra divina” porque pensaban que el dios Thot, el dios de la Sabiduría, les había enseñado a escribir.

La palabra “jeroglífico” que empleamos nosotros, deriva de la expresión “grabados divinos” que dieron los antiguos griegos para describir los símbolos que veían en las inscripciones cuando visitaron Egipto.

Este tipo de escritura empezó a utilizarse hacia el 3250 a.C. y se siguió empleando en los primeros siglos de nuestra era, aunque por entonces muy poca gente podía ya entenderlos, solamente los sacerdotes de los templos.

Como hemos mencionamos en otros capítulos, la mayoría de la gente no sabía leer ni escribir, solo algunos niños iban a las escuelas para ser escriba.

Entre los signos jeroglíficos, algunos representaban un objeto o acción, otros, uno o varios sonidos. Existían aproximadamente 800 signos, que partían del dibujo figurativo de elementos de la vida cotidiana (fauna, flora, herramientas, profesiones, etc.) y con el paso de los años estos signos fueron ampliándose.

No escribían algunas vocales, pero obviamente, las pronunciaban (aunque no podemos saber cómo) y tenían una gramática complicada.

Escribían de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, o de arriba abajo, según les conviniera y según quedara más estéticamente armónico. El modo de saber por dónde empezar a leer era sencillo: comenzaban desde el punto al que miran los signos y cuando su escritura estaba en horizontal se leía de arriba a abajo. Lo más fácil es fijarse en los pajaritos; si miran hacia la derecha, hay que leer de derecha a izquierda.

Un ejemplo de escritura jeroglífica en dos direcciones.

El texto tiene que leerse desde el centro a la derecha y desde el centro hacia la izquierda, partiendo del pilar central. Ataúd de Horkauy. Época Baja. Musée du Cinquantenaire.  Bruselas

Papiro de Yuya. Reino Nuevo. Museo de El Cairo

A menudo, cuando los jeroglíficos se encuentran acompañando escenas, éstas describen nombres, textos religiosos, batallas, pero también en algunas actúan como los “bocadillos” de los cómics, es decir que nos cuentan los diálogos que tienen las personas que están representados o las acciones que están realizando. Por ejemplo, en una escena que se reprodujo en el interior de una tumba del Reino Antiguo, vemos a varios hombres discutiendo sobre unas barcas y abajo a otros pescando con nasa y vaciando su contenido, repleto de peces, en una cesta. 

Mira los dibujos que hemos colocado abajo  y comprueba lo que dicen los que están riñendo y la conversación que mantienen los pescadores.

Escena de pesca con sus textos jeroglíficos de la mastaba de Ti. Reino Antiguo. Saqqara.
Escena de pesca con la traducción de sus textos jeroglíficos. Mastaba de Ti. Reino Antiguo. Saqqara.

Como se ha indicado más arriba, además de los jeroglíficos se usaron otros tipos de escritura que son en realidad una evolución de éstos. Por un lado está la escritura hierática (cursiva), un tipo de escritura más esquemática, y por lo tanto, más rápida, que los escribas podían hacer sin detenerse en dibujar detalles. La usaban en sus documentos administrativos y convivió con la escritura jeroglífica hasta el periodo romano.

Escritura hierática con el texto copiado en el reino nuevo que contiene las Instrucciones del rey Amenemhat . Dinastía XIX. British Musum. (facsimil)

Después empezaron a usar el demótico, que era una mayor estilización de la escritura jeroglífica, un modo de escribir más rápido. Ésta era una evolución de la lengua que los egipcios hablaban durante los siglos VII y VI a.C y que más tarde se impuso como escritura. Se escribía en líneas de derecha a izquierda y era más abreviada que la hierática.

Texto de un contrato de matrimonio escrito en demótico. Periodo Tardío. Metropolitan Museum.  Nueva York

La escritura pudo ser descifrada gracias a Jean-François Champollion, quien a que en el siglo XIX estudió el fragmento de una estela que recogía un decreto de época Ptolemaica, que hoy conocemos como la piedra de Rosetta (por el lugar donde se encontró) y que se repetía en tres escrituras: jeroglífico, demótico y griego.

Piedra de Rosetta. Decreto de Ptolomeo V. Dinastía XXX. British Museum. Tomado de: https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/la-piedra-de-rosetta-se-descubrio-hace-214-anos_7462/2

La última inscripción jeroglíifica que conocemos se encuentra al sur del país, en el templo de Isis en Filé. Sabemos la fecha en la que fue escrita porque figura en uno de los textos demóticos que hay a su lado. Se hizo el 24 de agosto del año 394 d., en la era de Diocleciano,  El escriba Esmetajom,  a quien se atribuye el texto, ya desconocía la forma de leer y escribir y se limitó a copiar unos jeroglíficos de bastante mala calidad. Aquí se iniciaba el fin de esta civilización porque, ante el éxito del cristianismo, el emperador Teodosio I prohibió la adoración de los dioses egipcios poniendo fin a su culto y pasaron a ser considerados paganos.

Última inscripción jeroglífica en el templo de Isis, en File.

Jeroglíficos mutilados

Antes de acabar con la escritura jeroglífica queremos que os fijéis muy bien en algo que llama la atención. Los antiguos egipcios a veces representaban animales sin cabeza o con cuchillos clavados en el cuerpo. Lo hacían así porque pensaban que todo lo que se representaba se podía hacer realidad mediante la magia y en algunos textos consideraban que ciertos animales al tomar vida, podían hacer daño al difunto atacándole o mordiéndole, inoculándole veneno . Mirad algunos ejemplos.

Jeroglíficos mutilados. El de abajo es de la tumba de Jeruef. Reino Nuevo. Tebas

Los dioses relacionados con la escritura y las bibliotecas

Dos son las divinidades más relacionadas con el arte de la escritura, el calendario y las bibiotecas: el dios Thot y la diosa Seshat.

Thot tiene cabeza de Ibis y se le considera el responsable de calcular los años, que apunta cuidadosamente con los útiles de escritura para que se hagan realidad. Fue también patrono de los escribas y se le consideró el inventor de la escritura y la lengua y de todo lo relacionado con las artes, las ciencias, las letras y la intelectualidad.

La diosa Seshat, tiene el aspecto de una mujer  vestida con una piel de leopardo y también ayudaba a registrar los años. Era la “Señora de la escritura” y muchas veces está acompañando a Thot. Ella lleva en las manos una hoja de palmera, que era el signo jeroglífico de los años.

Dios Thot. Templo de Ramsés II . Reino Nuevo. Abidos. Diosa Seshat. Reino Nuevo. Templo de Medinet Habu. Tebas

Los números

No os asustéis, no vamos a hablaros de matemáticas, sólo queremos mostraros cómo eran los números egipcios. La unidades se escribían con un palito o bastón, las decenas con una cuerda en forma de espiral, las centenas con un pequeño arco o asa y los millares con un signo jeroglífico que representa un tallo de loto. Mientras que para números más grandes usaban un renacuajo para el diez mil usaban un dedo, para el cien mil  y un dios llamado Heh con los brazos levantados, para un millón. Mirad los cuadros que os ponemos abajo, porque combinando estos signos un egipcio podía escribir la cantidad que necesitara.

Unidades, decenas, centenas  millares diez mil, cien mil y un millón

Textos: Elisa Castel y Helena Oliver

Fotografías: Teresa Armijo, Elisa Castel, Miguel Gamero, Antonio Lobo, Helena Oliver, Francisco Pérez Vázquez, Cristina Pino, Rosa Pujol, Jaume Vivó, SoloEgipto.

Para el resto de imágenes, las citadas en los pies de foto.