El pasado 15 de mayo, recibimos la triste noticia del fallecimiento de Barry J. Kemp, a la edad de 84 años.

Barry Kemp es y será un referente no solo para los investigadores de Egipto sino también para todos aquellos que estudian nuestro pasado, remoto o reciente. La introducción de su obra El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización debería ser de obligada lectura para todos los que se dedican al estudio de la historia, tanto como si tratan el Paleolítico como si analizan la Guerra de Ucrania. Entre otras ideas, expresa lo siguiente:

Debido al carácter universal e insondable de la mente, así como por la similitud de las situaciones en que se encuentran los individuos y las sociedades, tendríamos que tener el mismo objetivo al estudiar las sociedades del pasado que cuando trabajamos en sociedades del presente distintas de la nuestra. Puesto que el tiempo ha destruido la mayor parte de las evidencias del pasado distante, los historiadores y los arqueólogos han de dedicar mucho tiempo a cuestiones técnicas tan sólo para establecer hechos básicos que en sociedades contemporáneas se observan a simple vista. Las excavaciones arqueológicas son una de estas aproximaciones técnicas. Pero el interés por los métodos de investigación no nos ha de hacer olvidar que el paso del tiempo no afecta al objetivo final: estudiar las variaciones de los modelos mentales y las respuestas de la conducta que el hombre ha creado para adaptarse a la realidad que le rodea.

Esto lo ha dicho un hombre que ha pasado su existencia sacando de las arenas del desierto la vida de Amarna, que se dedicó día tras día a una tarea técnica, pero que tenía una asombrosa capacidad de deducir de ello una comprensión global de las actitudes humanas ante una realidad concreta.

En febrero de 2020, el grupo de AEDE que fuimos a Egipto tuvimos el privilegio de que nos explicase su trabajo en aquél momento en el Gran Templo de Atón. Vivía allí, en Amarna, era uno más de sus habitantes, el más respetado, muy distinto físicamente pero intelectual y emocionalmente unido a esa tierra. Le invitamos a venir a darnos una conferencia, estaba muy ocupado pero quería hacerlo, desgraciadamente la pandemia nos impidió a todos disfrutar de sus enseñanzas.

Ahora que se ha convertido en Osiris, vivirá eternamente en la memoria de todos los que amamos Egipto.

 

Autora del texto: Cristina Pino